Según la leyenda, el santo apareció de forma milagrosa en la batalla de Alcoraz (1096) influyendo de forma decisiva en la victoria cristiana que propiciaría la conquista de la ciudad de Huesca por parte de Pedro I.
Posteriormente, los reyes de Aragón tomarán a San Jorge como patrón y protector de la Casa Real, de la nobleza y, por extensión, de los territorios pertenecientes a la Corona de Aragón.
San Jorge es representado matando a un dragón, simbolizando la victoria de la justicia sobre el mal y la tiranía.
El 23 de abril del año 303 es la fecha aceptada como el día de la muerte del santo mártir por orden del emperedor romano Diocleciano, que había autorizado la persecución de los cristianos.